Aunque Jesús era Dios, vivía en carne humana; era ambos Dios y humano.
Nosotros, los humanos, tenemos amigos y sentimos hambre, sueño, felicidad y a veces tristeza. Jesús sintió todo eso, así como tú y yo.
Un día, un muy buen amigo de Jesús, Lázaro, se enfermó demasiado. ¡Estaba tan grave que pensaron que moriría! Las dos hermanas de Lázaro, María y Marta, se angustiaron mucho y de inmediato enviaron a alguien en busca de Jesús.
Cuando Jesús supo que Lázaro estaba enfermo, no corrió al encuentro de Su amigo. Se quedó donde estaba y dejó morir a Su buen amigo Lázaro. Jesús sabía que Lázaro tenía que morir, ¡para poder demostrar el poder de Dios al resucitarlo!
Lázaro también era un buen amigo de los discípulos, así que todos ellos se entristecieron mucho cuando murió. Cada uno emprendió el corto viaje hacia la ciudad de Betania, en donde Lázaro fue sepultado.
Primero, Marta llegó corriendo a Jesús y luego llegó María, su hermana. Ambas sabían que su hermano no habría muerto si Jesús hubiera estado allí; pero ¡aún no sabían cuán poderoso era Jesús!
Llevaron a Jesús a la tumba donde habían sepultado a Lázaro cuatro días antes. Fue un momento tan triste que hasta Jesús lloró. Luego, la situación empezó a cambiar. ¡Jesús estaba a punto de probar que Él era Dios en la tierra!
Jesús le ordenó a la gente que removiera la piedra de la tumba de Lázaro. Enderezó Su espalda y clamó con una Voz fuerte y poderosa: “¡Lázaro, ven fuera!”.
¿Puedes imaginar lo que debieron pensar todos cuando un hombre que había estado muerto por cuatro días se levantó y salió de la tumba? ¿Cómo pudo un Hombre que acababa de llorar a Su amigo hablar la Palabra y regresarlo a la vida? ¡Él era Dios en carne humana, probando Su poder!
El mismo Jesús que levantó a Lázaro del sepulcro sigue aquí hoy, listo para escucharte cuando quieras hablarle. Él es tu Amigo y, si alguna vez lo necesitas, está dispuesto a ayudarte. ¡Lo único que te pide es que creas en Él y en Su Palabra!
¿Sabías por qué Jesús tuvo que mencionar el nombre Lázaro cuando dijo: “Lázaro, ven fuera”? El Hermano Branham dijo que, si Él no hubiera dicho ese nombre, todas las personas habrían tenido que salir de sus tumbas. ¡Habría ocurrido la resurrección!