Era tarde una noche y Jesús estaba muy triste. Sabía que al día siguiente sería castigado y asesinado por Su propio pueblo. Él no había cometido ningún error, pero Dios sabía que Alguien tenía que morir por los pecados del mundo y esa Persona era Jesús.
Jesús era un ser humano como tú y yo, pero también era Dios. Él era Dios en carne humana. Pensaba y sentía lo mismo que tú. No quería que se burlaran de Él o que lo lastimaran y por cierto no quería ser crucificado; nadie va a querer eso. Con razón estaba tan triste y angustiado.
Jesús estaba en agonía, pero sabía lo que debía hacer: hacer el Tiempo a Solas.
Jesús había traído a Sus discípulos a un lugar llamado el jardín de Getsemaní; entonces tomó a Pedro, a Santiago y a Juan, y se adentraron más en el jardín. Jesús les dijo que estaba muy triste y necesitaba ir a orar.
¿Se imaginan lo que estaría pensando? Sabía que al día siguiente sería asesinado, pero también sabía que lo único que tenía que hacer era hablar la Palabra ¡y todo Ángel en el Cielo vendría a Su rescate! Podía destruir a todos Sus enemigos en menos de nada. Jesús tenía el poder para salirse de esta situación; sin embargo, sabía que Dios tenía otro propósito para Él.
En el jardín debe haberse sentido la tristeza y la soledad esa noche. El peso de todo pecado estaba sobre Jesús y Él tuvo que enfrentarlo solo.
Mientras Jesús tenía Su Tiempo a Solas con Dios, sabía que era el momento de tomar Su decisión. Era el momento que cambiaría el curso de la historia de la humanidad. ¿Hablaría Él la Palabra llamando millares de Ángeles a Su rescate? O podía llevar a cabo lo que Dios quería de Él y aceptar que se burlaran de él, le escupieran, lo torturaran y lo asesinaran por nuestra causa. ¿Qué hubieras hecho tú?
Ya saben lo que escogió Jesús. Él nos amó tanto que escogió el camino de Dios y murió por nuestros pecados. Fue lo más grande que una persona haya hecho por otra ¡y Él lo decidió mientras hacía el Tiempo a Solas con Dios!
Tú también puedes hacer el Tiempo a Solas, como Jesús. Solo quédate a solas y hazle saber a Dios tus preguntas y tus problemas. Pídele que te guíe, así como Él hizo con Jesús, ¡y Él lo hará!