El Libro de Rut del Antiguo Testamento nos cuenta una gran historia sobre tres mujeres que perdieron a sus esposos y tuvieron que decidir si servirían a Dios o escogerían el camino más fácil. Dos de ellas escogieron la opción más difícil y sirvieron a Dios. Era el camino más difícil, pero Dios las honró y envió un redentor que les daría una nueva esperanza en sus vidas.
La historia comienza con una mujer llamada Noemí y su esposo, Elimelec. Ellos vivían en Belén de Judá con sus dos hijos, Mahlón y Quelión. Una gran hambruna vino a la región y, para escapar de ella, la familia se mudó a la tierra de Moab. Estando en Moab, Elimelec murió. Noemí quedó con sus hijos y las esposas moabitas de ellos, Rut y Orfa.
Después, los problemas volvieron a golpear a la familia y los dos hijos de Noemí también murieron. Debió ser horroroso para Noemí. Rut y Orfa, las esposas de sus dos hijos, eran lo único que le quedaba.
Noemí decidió que tenía que regresar a Belén. A sus nueras les daba tristeza que Noemí se fuera; pero ella les dijo que se quedaran allí en Moab y que ella regresaría a Belén. Orfa estaba triste, pero no podía abandonar todo lo que amaba en Moab, así que le dio a Noemí un beso de despedida y la dejó regresar a su hogar. Por otro lado, Rut no dejaría a Noemí. Ella dijo: “Porque a dondequiera que tú fueres, iré yo, y dondequiera que vivieres, viviré. Tu pueblo será mi pueblo, y tu Dios mi Dios”. Rut quería vivir para Dios, así que dejó todo lo que tenía y siguió a Noemí hasta Belén.
Cuando regresaron a Belén, fue muy difícil para Rut y Noemí. Ninguna de ellas tenía un esposo que trabajara y ganara dinero para alimentarlas, así que Rut iba a los campos a recoger los granos y el maíz que se les caían a los segadores. Un día, mientras estaba buscando comida, el dueño de los campos, un hombre llamado Booz, se fijó en ella y preguntó quién era. Booz resultó ser un pariente del esposo de Noemí, que había muerto años atrás.
Pronto, Booz empezó a prestarle mucha atención a Rut y a tratarla de una manera especial. Se aseguró de que ella y Noemí tuvieran suficiente comida y les dijo a todos los hombres que no la molestaran. Quedó claro que Booz estaba interesado en esta chica de Moab.
En ese tiempo había muchas leyes y costumbres judías complicadas, pero una ley muy importante era que si el esposo de una mujer moría, era necesario que un familiar (o pariente) de su esposo se casara con ella y le diera la oportunidad de tener una buena vida con muchos hijos. Booz era un pariente: ¡él podía redimir a Rut!
Noemí se dio cuenta de lo que estaba pasando e instruyó a Rut en lo que debía hacer. Rut siguió sus instrucciones y pronto ¡Rut y Booz se casaron! Dios le proveyó un redentor a Rut, que le daría una segunda oportunidad en su vida.
Poco después, Booz y Rut tuvieron un hijo al que llamaron Obed. Luego, Obed tuvo un hijo llamado Isaí, que creció y tuvo un hijo muy famoso de quien sin duda has oído hablar: David, el mismo David que mató a un gigante con una honda y una piedra y, después, ¡se convirtió en el Rey de Israel! Entonces, Rut y Booz fueron los bisabuelos del Rey David. ¡Se hubieran sentido orgullosos de saber que su bisnieto sería el rey escogido por Dios!