Elisabet no tardaría en ser mamá. Después de años y años de estar casada con Zacarías, por fin ella iba a tener un bebé. Debe haber estado muy emocionada, pero al poco tiempo notó que algo andaba mal.
Normalmente, cuando un bebé está en la barriguita de mamá, ella puede sentir cuando patea. Pero Elisabet no había sentido que él se moviera. ¿Será que estaba bien? ¡Tal vez le pasaba algo o quizás ni siquiera estaba vivo!
Cada día que pasaba, ella sentía más y más temor. ¿Cómo era posible? Ella sabía que un Ángel había visitado a su esposo y que Dios tenía el control; entonces, ¿por qué no se movía su bebé? Ella sentía mucho temor.
Elisabet y Zacarías oraron y oraron, pero el bebé no se movió. No entendían por qué estaba pasando esto, pero estos dos creyentes no perdieron su fe. Sabían que de alguna manera, Dios encontraría la forma de ayudar al bebé en la barriguita de Elisabet. Él cumpliría Su promesa y de alguna manera el pequeño Juan estaría bien.